Situada a escasos metros del mercado del Cabanyal, y enfrente del Bar Flor, aparecía la casa de la palmera, de la que hoy en día solo podemos conservar su vivida palmera, desgraciadamente.
Esta es el único elemento que ha sobrevivido a lo largo del tiempo, es ya un símbolo para el barrio, y por tanto se le debe tener la importancia que se merece.
Las casas evolucionan, como hemos aprendido con esta, siendo una vivienda unifamiliar en un momento determinado y una escuela en otro. Por tanto es necesario proyectar una vivienda que piense en una futura evolución, pero siempre respondiendo a la personalidad del que la habita.
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